Novelass Exilio #2
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Novelass Exilio #2

Acá nos encontramos cuando novelass desaparece....
 
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Luthyem, el señor Ornitorrinco (I mean myself!) y la comunidad te llaman, Novelass no está en línea.

 

 Bajo la luna del caos

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poetisa




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MensajeTema: Bajo la luna del caos   Bajo la luna del caos EmptyDom Ago 30, 2009 7:43 pm

1 El encuentro (según ella)
Caminaba por las calles de su ciudad, iba sola como casi siempre, tenía que comprar unas cosas porque el día siguiente empezaba el instituto. Esa calle estaba normalmente abarrotada de gente, pero, ese día, estaba como desierta. A ella eso no le daba muy buena espina y, cuando tenía uno de esos presentimientos, solía ocurrir algo.

Al frente encontró el único ser que parecía ocupar la calle, un chico de pelo negro y largo. Llevaba unos vaqueros oscuros, una camisa blanca de media manga y una chaqueta de manga corta negra con adornos blancos. Sus ojos eran como dos pequeños lagos transparentes. Estaban solos, el chico parecía de esos típicos creído y presuntuoso porque la miraba por encima del hombro como si ella fuera menos que él.

Por eso, ella intentó darse la vuelta, pero no fue capaz. Estaba pegada al suelo… el chico se le acercó, ella luchaba con todas sus fuerzas.

El chico se acercó lentamente, andando con calma. Cuando por fin estuvieron uno al lado del otro este la miró con unos ojos penetrantes y todo su ser pareció cambiar. Ya no la miraba con ese aire presuntuoso sino que, sus ojos eran dulces y cariñosos.

Sintió que todo le temblaba, que el mundo se le venía encima. No entendía que alguien pueda ser tan engreído y luego tan dulce como sus ojos querían hacerle creer. Le rozó la cara con una de sus manos y ella se estremeció al sentirla, era tan suave. Y como impelido por una necesidad infinita él la atrajo hacia sí y en el mismo momento en que sus labios se iban a juntar.... sonó el despertador.

Miró el techo sorprendida, de un blanco inmaculado. Alargó la mano sin moverse siquiera y apagó el despertador de un golpe. Miró su habitación todavía en trance. Todo estaba en su sitio: el ropero antiguo de madera oscura que le regaló su abuela y que tanto le gustaba, de líneas clásicas, con dos puertas grandes y tres pequeños cajones al final de una de ellas, se encontraba en una esquina, al lado de la ventana que daba al parque; La mesilla de noche con su pequeña lamparita que no alumbraba nada pero que se le habían regalado con cinco años y no podía dejar atrás; el despertador porraceado de color negro; un libro que había leído mil veces; varios marca páginas manoseados; las zapatillas tiradas al lado de la cama, el que daba a la ventana y no tenía mesilla; la mesa de estudios pegada en la esquina contraria al armario; montones de libros sobre ella y su ordenador portátil. En el otro lado se encontraba la estantería con otro montón de libros amontonados sobre ella y entre la estantería y la mesa estaba la puerta que siempre chocaba con la desvencijada estantería cuando se abría de golpe.

Se levantó de precipitadamente, solo había sido un sueño. Se miró en el espejo que había dentro de una de las puertas del armario, estaba toda despeinada y tenía ojeras. Se cambió de ropa, se puso sus habituales vaqueros desgastados en las rodillas y su camiseta preferida de cuello de barco rosa en laque podía con letras redondas y grandes “I´m different”.

Fue derecha a la cocina que hervía de actividad, su madre dejaba justo a tiempo el desayuno frente a su silla. Su padre buscaba por todos lados una corbata súper cutre que le regaló su hermano por el cumpleaños. Su hermano tenía delante un gran bol de cereales con leche caliente y entre cucharada y cucharada se reía de ella… como si no tuviera bastante ya con los chicos de clase.

Tomó su desayuno lentamente. Tostadas con mantequilla y mermelada y un vaso de zumo de naranja que su madre tenía el detalle que exprimirle todas las mañanas de vacaciones. Quitó todo lo que ella había utilizado, su hermano protestó porque no quitó el suyo también, pero ella se negó a complacerle. Fue al baño, la cortina de la gran bañera pegada a la esquina superior derecha se le antojó un fantasma aburrido. Se miró en el espejo que estaba justo encima de la lava manos donde se lavó la cara y se alisó el pelo, su pelo era una masa furiosa de rizos que ella, no sabía cómo, era capaz de convertir en algo medianamente aceptable, todavía ondulado.

Arreglada y con mejor cara se dirigió de nuevo a la cocina. Su hermano había desaparecido, su padre se había sentado en el asiento que antes ocupaba él y se tomaba una taza de café mientras leía el periódico… su padre era muy americano, se acababa de dar cuenta. Le dio un beso a su madre que ahora se había puesto manos a la obra con la comida y otro a su padre que solo acertó a decirle “no gastes mucho dinero”. Al lado de la puerta cogió la bandolera que siempre llevaba, que tenía ya 5 años y estaba manoseada y medio rota, pero a ella le parecía perfecta, porque se la había regalado su mejor amiga, Cristina.

Cuando salió a la calle casi se muere de calor, era tan sofocante vivir en una ciudad con tanto asfalto. A ella le encantaba el parque cercano, era muy grande y podía pasear y leer tranquila a la sombra de un árbol. Miró resignada la lista de libros y utensilios que necesitaba para la pronta apertura del instituto. Caminó sin prestar mucha atención a los coches, pero cuando alguno pasaba le regalaba una pequeña brisa que agradecía.

Se dio cuenta de que había llegado a la calle principal, la calle de su sueño. Era una avenida peatonal, cubierta de adoquines y de tiendas que se doblaba en una gran curva a la derecha y que estaba totalmente desierta. Ella, precavida, miraba a todos lados, tenía la sensación de que aquel chico aparecería en cualquier momento para sorprenderla. Caminó despacio y cuando pasó la esquina soltó un suspiro. La calle estaba abarrotada, como siempre, y la multitud se agolpaba frente a una de las múltiples cafeterías que había en la calle.

Había ido allí antes, con sus padres, para la presentación de un proyecto. Tenía sala de reuniones con sillones de cuero negro acolchados y una gran mesa oval. Un gran comedor con mesas de dos a cinco personas en el que servían una comida francesa “exquisita” (que costaba un ojo de la cara y para salir sin hambre tenías que repetir, y repetir, y repetir…) y una pequeña terraza siempre concurridísima y parecía una postal parisina: mesas y sillas de acero forjado, tazas de porcelana…

Distinguió entre la multitud de la cafetería un chico al que conocía. Iba con él a clases desde tercero, pero no tenía confianza con él. En realidad, no tenía confianza con nadie de la clase, aparte de sus dos mejores amigas, Cris y Aroa. Se sentía cohibida pero decidió que aquello era más interesante que sus reparos y le preguntó qué pasaba. El muchacho parecía disgustado con que ella le hablara, pero respondió a su pregunta, le hacían una entrevista a un famoso en la terracita del café francés.

Sintió la imperiosa necesidad de entrar en el circulo que rodeaba la terraza, y para su sorpresa vio que entraba fácilmente donde parecía que no cabría ni un átomo mas. Sin darse cuenta se encontró al frente del tumulto de gente, casi todo chicas de su edad o más jóvenes gritando histéricas. Le dieron ganas de vomitar, no soportaba esos gritos chillones.

Por fin pudo asomarse a la terraza. Vio primero a una mujer, de mediana edad castaña con un gran moño apretado sobre la nuca y un traje que hacía ver que era una profesional, apoyada sobre una de las paredes de la cafetería. Después su mirada resbaló hasta otra mujer, ésta un poco mayor y de aspecto descuidado. No le cayó bien, era la típica vecina cotilla, que tomaba notas y bebía un té en una de las bellísimas mesas de la terraza. Por último sus ojos captaron al muchacho, era alto, moreno, de pelo largo y facciones suaves… era el chico de su sueño.
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MensajeTema: La cuerta parte =)   Bajo la luna del caos EmptyDom Ago 30, 2009 7:46 pm

De repente, sintió el peso de su mirada sobre ella, sus ojos era tan azules o más que en su sueño, su mirada se encontraba perdida mientras atendía a la periodista, pero al verla a ella pareció revivir. Una risa burlona escapó de sus labios, ¿la había reconocido?, no podía ser cierto.

El chico se levantó de golpe, sin dejar de mirarla. La periodista azorada pidió explicaciones y la mujer apoyada en la pared que debía de ser su manager parecía enfadada, pero él dijo con voz tajante:

- Ha terminado la entrevista.

Se empezó a acercar a ella paseando su mirada sobre su cuerpo. Quería huir pero no podía. Su mirada la hipnotizaba y la bloqueaba, odiaba a ese chico pero no podía ni quería huir de él. Mientras se acercaba las chicas de su alrededor habían empezado a gritar, pero ella no las escuchó, pues él estaba a sólo dos palmos de ella. La risa burlona no había desaparecido aunque parecía contento de verla- igual que cuando te traen un regalo que pediste pero que no esperabas recibir-. Alargó la mano lentamente hacia ella y le rozó suavemente la cara, exactamente en el mismo lugar en que lo había hecho en su sueño.

Ella sintió como un vértigo en el estomago, se mareó y parecía que el suelo iba a desvanecerse bajo sus pies. Él la agarró con fuerza, sentía como manos invisibles la agarraban de la ropa y tiraban de ella, y sintió miedo, y se agarró con fuerza a la blanca camisa del chico. De repente, tan pronto como aquello había sucedido, desapareció, pero se encontraba tan cansada que lo único que pudo hacer fue seguir aprisionando entre sus dedos la camisa del chico que la abrazaba tiernamente. Tenía frío, y eso le hizo despejar su cabeza y se dio cuenta de la situación embarazosa en la que se encontraba. Se separó de golpe y miró a su alrededor.

Al principio sus ojos estuvieron cegados por la blancura, estaban en una montaña nevada, de eso seguro, pero, ¿Cómo habían llegado allí?, había un pequeño bosquecillo de abetos a su derecha, a su izquierda una escarpada pared de piedra, que en las condiciones en las que se encontraba no podría escalar, hacia arriba solo veía nieve, y rápidamente decidió que la mejor opción para salir de allí sería ladera abajo.

- Bueno- dijo él- y ahora ¿Dónde estamos?

- Dímelo tu- dijo ella que tiritaba bruscamente.

- Toma- dijo el quitándose la ligera chaqueta que llevaba puesta.

Tanía tanto frío que no lo pensó, al menos era un caballero. Alargó la mano hacia la chaqueta lentamente y justo cuando la agarró, él sujetó su muñeca con fuerza y la miró con intensidad a los ojos.

- Estamos aquí porque algo nos tiene que pasar- dijo él, y por el tono que usaba parecía estar muy convencido de ello -, y si hemos venido los dos significa que tendremos que intervenir los dos, por lo que te ruego que no te separes de mi.

Ella asintió lentamente, no le cupo duda de que tenía razón, así que no protestaría si él quería hacerse cargo de llevarla a casa. Se puso la chaqueta, era muy fina aunque era mejor que nada. Juntos emprendieron el camino ladera abajo, pero en un momento determinado, tras 10 minutos de dificultosa caminata, el debió decidir que tenía frio, pues la agarró por la cintura y pegó sus cuerpos.

Ella no se lo pensó dos veces, no permitiría que él ni nadie intentaran aprovecharse de ella. Empujó con todas sus fuerzas al muchacho que cayó de espaldas sobre la nieve y casi la lleva con él.

- ¿A ti que te pasa?- dijo él enojado.

- Mira- le respondió ella, sofocada por el esfuerzo de mantenerse en pie-, no me gustas, y no sé si yo te gustaré, pero no permitiré que te tomes tantas confianzas conmigo. Tenemos que seguir juntos por desgracia, pero no quiero que te acerques a mí lo más mínimo ¿entendido?
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MensajeTema: la tercera parte =)   Bajo la luna del caos EmptyDom Ago 30, 2009 7:47 pm

El asintió con la cara lívida, ¿tan horrible era cuando regañaba? Ella siguió adelante sin esperarle y él se levantó de la nieve y se puso andar tras ella. Subieron una pequeña sima del terreno, pues aquello parecía un país del hielo: ni un alma ni ninguna señal de vida humana o animal se vislumbraba por ninguna parte, estaban solos entre nieve y pinos.

Sus pisadas se grababan en la nieve y se habían atascado hasta las rodillas varias veces. Cada vez tenía más frío, pero el parecía no notarlo. Cada paso que daba la convencía un poco más de que no le gustaba aquel chico, pues era todo lo contrario a ella, eran tan diferentes que parecía imposible que hubieran acabado así.

Ella iba sumida en esos pensamientos cuando algo brilló más adelante. Se aceró corriendo para ver si era algo humano, pero no. Era un líquido, un líquido de una extraña consistencia, no se podía decir que fuera transparente, ni que tuviera un color definido, era como un prisma que cambiaba constantemente, como una bruma y sentía que si lo tocaba desaparecería.

Cayó de rodillas al lado del pequeño charco, sintió como se le revolvía el estomago, era como si algo le dijera que aquello no podía ser nada bueno. Un escalofrío le subió por la espalda, había un rastro más adelante, esa cantidad no había sido la única derramada.

Agarró el coraje que le quedaba, se puso en pie con dificultad, y notó que las piernas le temblaban. El rastro se adentraba en el bosque de pinos, así que cogió aire y este le congeló los pulmones, apretó los puños y salió a correr siguiendo el rastro del extraño pero bello liquido.

Para lo frágil que parecía, era muy rápida. Nadie había conseguido siquiera igualarla nunca y no iba a ser distinto con aquel chico. Cuando volvió la cabeza por tercera vez, ya no estaba tras ella, pero sabía que iba tras el mismo rastro, así que seguro que la encontraba. Tuvo que esquivar árboles, se cayó al intentar saltar sobre las piedras que sobresalían de la nieve y por ultimo hubo de escalar una pequeña peña con grandes repisas.

En lo alto de la peña encontró lo que dejaba el rastro. Era un caballo de un blanco deslumbrante, su crin era impresionantemente larga, sus agonizantes ojos eran de un azul intenso, parecían inteligentes y sabios y de su frente sobresalía un cuerno dorado.

No se paró a pensar en lo absurdo de la situación, un caballo en mitad de la nieve, con un cuerno dorado en la frente y cuya sangre era lo más extraño que había visto en su vida. Estaba muriendo y, decidió, no podía dejar morir algo tan bello. Se dispuso a acercase y cuando ya había avanzado tres pasos apareció el chico, la agarró con fuerza del brazo e impidió que se acercara más.

- Es un unicornio dorado, es jefe, o más bien jefa de familia. Estos son muy agresivos- dijo él, y aunque no entendió de que hablaba, no le importó.

Ella se soltó de un tirón y con decisión se acercó al unicornio que al verla intentó incorporarse. Se arrodilló presurosa al lado del hermosísimo animal y le susurró al oído palabras tranquilizadoras con la voz calmada. El animal pareció calmarse. Buscó su herida y la encontró en uno una de sus patas traseras Parecía como si unas enormes garras le hubieran perforado la carne, pero no podía creer que alguien o algo pudiera mancillar algo tan bello. Para su sorpresa algo en su mente se iluminó y se dio cuenta de que sabía cómo curarla. Poco a poco pasó su mano derecha sobre su herida, y a medida que esta la tocaba, desaparecía, como si fueran meramente un tizne sobre su blanco pelaje. Una vez curado el animal se puso en pie junto a ella. El chico hizo en ese momento un amago de alejarla del precioso unicornio, pero un gesto fulminante de ella y paró en seco. En ese momento que el animal les habló, si, hablaba y les decía así:

- No temas, joven. No pienso hacerle daño, ella me ha salvado. A partir de ahora estaré en deuda con ella siempre.

Ella con manos temblorosas por la emoción, no tenía ni idea sobre que deuda hablaban, ni porqué, pero no le asustó el hecho de que acabara de conocer un unicornio ni que este les hablara racionablemente- nuestras protagonista es una inconsciente-. Acarició la crin sedosa del unicornio y su hocico, y esta relinchó de gusto.

Miró de reojo al chico, parecía alerta, era como si pudiera ver o sentir algo que ella no dominaba y ante su sorpresa sacó un palito largo que reconoció como una barita y dijo con decisión al unicornio:

- Llévatela.

Cuando se ponía así no había quien le discutiera.

El animal asintió y una corriente de aire levantó a la chica y la sentó sobre el lomo del animal. Se sintió tan bien al estar sobre ese unicornio que se sorprendió a sí misma. Se agarró a sus crines y esta empezó a correr con todas sus fuerzas. Parecían más rápidas que el viento pero pudo ver en el último momento como él, desapareciendo tras una loma blanca, era atacado por un borrón negro.
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MensajeTema: La cuerta parte =)   Bajo la luna del caos EmptyDom Ago 30, 2009 7:50 pm

- Es odioso, pero me ha ayudado y está en problemas, así que debería ayudarle- dijo ella angustiada al oído del unicornio.

En el mismo momento que terminó la frase el animal dio la vuelta y en un suspiro estuvieron al lado del chico. Un bulto negro se precipitaba sobre el joven y estaba a punto de darle el último golpe cuando ella se puso en pie encima del lomo del animal y se lanzó entre ellos dos. No sabía como lo había conseguido era como si una corriente de aire la hubiera sujetado, igual que cuando la subió sobre el lomo del unicornio.

En cuanto el bulto la tocó toda ella brilló y una onda expansiva lo tiró lejos, ella se miró las manos sorprendida… ¿había sido ella? el bicho huyó, pero el chico estaba tendido sobre la nieve, inconsciente, y con barias heridas graves. Le sangraba la frente, demasiado como para que sus manos no temblaran, tenía un gran corte en el brazo derecho y varias magulladuras muy feas, pero lo que más la inquietó fue que temblaba más de lo normal, demasiado.

Ella intentó curarle como había hecho con el unicornio, pero no pudo. ¡Estaba tan nerviosa! Él se había quedado atrás para protegerla y eso era lo que había conseguido, no podía soportarlo. Rompió a llorar profusamente y se derrumbó sobre el pecho tembloroso del chico. Una de sus lágrimas cayó sobre la herida de la frente y, cuando volvió a mirar, vio asombrada que esta no solo había parado de sangrar, sino que se había curado completamente.

Fue recogiendo una a una las lágrimas que salían de sus ojos y cuando dejaron de caer se pellizcó hasta que empezaron a hacerlo de nuevo. Parecía como si sus lágrimas quemaran las heridas pues de estas salía un humo grisáceo cuando ella las dejaba caer. Estaba fascinada.

Una vez curado a base de lágrimas el chico despertó. Un alivio feroz recorrió el corazón de la chica y sin poder evitarlo le abrazó con todas sus fuerzas, pero en el mismo momento en que se dio cuenta de lo que hacia se separó de él y se puso en pie de un salto. Él la intentó imitar, pero se tambaleó levemente cuando estuvo totalmente en pie. Una vez de pie los dos, el animal le habló a ella:

- Pequeña, ahora tú y yo somos la misma cosa, si estas en apuros llámame con esto.

Entonces uno de los cabellos de ella salió volando y se enrolló alrededor de trocitos del cuerno del unicornio. Una luz cegadora de color dorado surgió de ella y cuando se desvaneció pudo ver una hermosa pulsera de oro con los trocitos de cuerno en su muñeca derecha. Ella le agradeció emocionada, le besó el morro y la abrazó, el chico murmuró algo por lo bajo, pero no le hizo caso, porque estaba en un momento tremendamente bello e importante para ella. Y, de pronto, se dio cuenta de algo.

- ¿Cómo volvemos?- dijo preocupada.

- Del mismo modo en que vinimos- le respondió él.

La agarró fuertemente por la cintura y le tocó la cara exactamente en el mismo lugar de su mejilla.

La misma sensación de vértigo y las mismas manos invisibles que los llevaron allí regresaron y ella se agarró a su pecho con todas sus fuerzas. Con suerte volverían a la ciudad, echaba de menos sus calles. Él la agarró más fuerte y ella cerró los ojos para no marearse. Cuando abrió los ojos de nuevo estaban en la calle, con un montón de gente mirándolos con los ojos desorbitados, aunque ellos no parecían haber notado su ausencia.

Ella enrojeció y se separó de él que le sonrió con esa sonrisa burlona con la que la saludó antes. Sacó su varita del bolsillo trasero de sus vaqueros, no sabía cómo no se le había roto en ese viaje tan movidito. Él apuntó con ella al cielo, y con actitud petulante, que a ella casi le hace vomitar, gritó:

- ¡Anartate!

Todo a su alrededor paró, los pájaros, las personas, los coches, a ella le pareció que hasta el mismo tiempo se había parado. El chico que era de su clase estaba cerca y sin poder evitarlo le empujó con un dedo, no se inmutó, le empujó más fuerte y para su sorpresa calló de espaldas pero sin perder la posición que tenía antes.

Un silbido la hizo volver a fijarse en el chico brujo, estaba mirando fijamente el cielo y ella le imitó. Ya nada la sorprendía, por lo que cuando vio bajar del cielo rápidamente una escoba dorada no cambió ni la expresión de su cara. El chico acarició el palo de la escoba, parecía orgulloso de ella, y mirándola de repente dijo:

- Monta.

- ¡Ni loca!- le respondió ella.

- Vamos monta- dijo él con gesto de impaciencia.

- Yo contigo no voy ni a la esquina- le dijo ella desafiante.

- No me dejas otra opción- dijo el volviendo a sacar la barita, pero esta vez apuntándola a ella- ¡Anartate! , tú me has empujado a esto- le dijo, ella sufrió pánico, quería moverse pero no podía, era como si le agarraran unas manos espantosamente fuertes. El se acercó y pasó dos dedos por los labios de ella que estaba totalmente petrificados, ahora podía mover los labios pero no la lengua, por lo que no puedo impedir que él le echara un liquido de color sospechoso y con sabor a té en la boca -, que sepas que yo habría preferido llevarte por las buenas- fue lo último que ella oyó, porque entonces perdió el conocimiento en un sopor dulce que primero le nubló la vista y después la dejó en estado de total inconsciencia.
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MensajeTema: el fin del primer capitulo XD   Bajo la luna del caos EmptyDom Ago 30, 2009 7:51 pm

Cuando despertó estaba totalmente desorientada, le dolía horrorosamente la cabeza, no podía abrir los ojos y no ayudaba mucho tener a dos chicos hablando a dos palmos de ella y aunque lo hacían en susurros no podía dejar de oír sus cuchicheos como truenos en su cabeza. Entonces se dio cuenta de que no conocía esas voces, quizás estuvieran relacionados con el chico que le había hecho eso, así que escuchó atentamente.

- Es ella indudablemente- dijo uno de ellos, su voz era clara, alegre, como no la había oído antes, parecía emocionado por algo… ¿era por verla a ella?

- Eso ya lo sé- dijo el otro, su voz era grave, seria. No pudo evitar imaginarse la oscuridad de la noche al oírlo, era todo lo contrario a la voz del otro, pero los dos estaban igualmente emocionados-, pero de lo que no fío es de lo que nos ha dicho J.M., no me puedo creer que sea el elegido.

- Deberías confiar más en él- dijo el otro un poco apenado.

- Pues no lo hago, lo único que él espera es tenerla solo para sí- dijo el otro con un deje de indignación en la voz-, es muy linda.

- Hablando de ella- dijo primero, el que estaba más cerca, incluso pudo sentir su respiración en la cara-, para mí que está despertando.

Ella abrió los ojos y se acostumbró lentamente a la luz que parecía brotar del techo. Los chicos que habían estado hablando en la pequeña habitación en la que se encontraban habían salido corriendo y cerrado la puerta corredera de madera con cristales opacos tras ellos. Miró a su alrededor, un lado estaba ocupado casi por completo por la puerta corredera, el contrario por una ventana que se extendía desde la mitad de la pared hasta lo alto de esta. El suelo se movía de vez en cuanto y las paredes laterales eran ocupadas por dos grandes sillones negros acolchado, las paredes eran de madera al igual que el suelo. El techo parecía estar hecho de algo parecido al diamante que se iluminaba y daba luz al compartimento

Una luz azulona se colaba por la ventana. Se asomó intrigada por este hecho y se quedó helada al trabar su mirada con la de un pez que estaba cerca del cristal… ¿un pez? Miró de nuevo convencida de que había tenido que ser una alucinación pero el paisaje submarino no dejó lugar a dudas… aquello era un barco… la habían secuestrado

Entonces a ella le dio un arrebato y empezó a golpearlo todo, tiró las maletas, intentó romper los sillones, le ventana… al poco entró al compartimiento el chico que la había secuestrado mirándola con esa sonrisa burlona que tanto la molestaba, se lanzó a él como una gata rabiosa, pero en el mismo momento en que le iba a dar un bofetón por la cara él le agarró la mano, la agarró por la cintura y la acercó a él. Ella se resistió cuanto pudo y le pegó pero no la soltaba.

- Suéltame, suéltame, suéltame...- gritaba ella.

- Lo haré cuando te calmes- dijo el que parecía divertido.

Ella respiró hondo, lo mejor sería hacerle un poco de caso. Cerró los ojos, dejó de apretar los músculos y él, como había prometido, la soltó. En el mismo momento que lo hizo ella salió corriendo hacia la puerta, pero él fue más rápido y con un movimiento de barita la cerró, en el compartimiento estaban también dos chicos más, uno era rubio, de ojos azules y sonrisa deslumbrante, imaginó que sería el de la primera voz, parecía simpático y alegre. El otro tenía el pelo negro igual que los ojos, y parecía misterioso y lúgubre no cabía duda en que era el dueño de la segunda voz. Eran el día y la noche.

- Eres muy traviesa- dijo su secuestrador jugando con su barita entre los dedos-, no deberías haber intentado escapar, ahora me pondré serio- le apuntó de nuevo con la ella-, siéntate-ella obedeció sentía demasiado miedo como para no hacerlo- bien, parece que he domando a la pequeña fierecilla- ella le miró con ojos cargados de odio, ¿podía haber chicos más odiosos que aquel?-, tranquila, no te vamos a hacer nada, de verdad- ella no sabía porque le creía, pero algo en sus ojos le decía que no se preocupara-, para que veas que es verdad guardaré mi barita- la guardó en el bolsillo de sus pantalones y levantó las manos en el aire, estaba desarmado.

- Por lo menos me podríais decir quienes sois- dijo ella con tono osco mirando a todos los presentes inquisitivamente.

- Vale, vale, tranquila, estamos en tregua, recuerda. Bueno yo soy Jesús Manuel- dijo su secuestrador ¿le estaba dando su nombre verdadero?-, pero todos me llaman J.M., ellos son Carip Empolia- dijo señalando al día-, y Emilius Celius McCir, aunque todos lo llamamos Hermes- dijo señalando a la noche.

- Encantado- dijeron los dos a la vez inclinando sus cabezas.

- Encantada- dijo ella con una sonrisita apagada.
La vista se le nubló de nuevo, todo se volvió blanco y se sintió floja otra vez. Su cuerpo calló sobre su costado derecho, directo a la ventana, pero una mano firme y cálida paró su caída y la acostó con sumo cuidado. Lo último que oyó fue a J.M decir:

- Ya me parecía raro, ha bebido demasiada poción de Eana como para despertarse tan pronto...
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MensajeTema: El segundo capitulo al fin   Bajo la luna del caos EmptyDom Ago 30, 2009 7:53 pm

2 El encuentro (según él)
Estaba perdido en un laberinto de calles, J.M. no sabía a dónde ir y se dejaba guiar por los instintos que nunca le habían fallado. Acabó en una calle muy grande, estaba solo. Se giró y allí, a lo lejos, se encontraba una chica, era castaña con graciosas mechas rubias en el pelo, alta, parecía frágil, tenía la piel levemente bronceada y vestía unos vaqueros viejos desgastados en las rodillas y una camiseta de cuello de barco rosa.

No era gran cosa, había estado con chicas muchísimo más bellas que aquella muchacha, pero entonces sus ojos brillaron bajo la luz del sol y atrajeron su mirada, eran marrones, pero no de un marrón normal, un fuego parecía arder en sus pupilas dándole leves toques rojizos. Separar sus ojos de aquellas bellezas sería un pecado. Tenía levemente achinados los bordes de aquellas dos obras de arte y largas pestañas negras los protegían, supo al instante que daría lo que fuera porque le rozaran la cara. Su mirada era severa pero también dulce, deseó acercarse a esos hermosos ojos.

Ella estaba luchando, parecía estar pegada al suelo. Se acercó lentamente, con cautela y mientras más se acercaba más le invadía la sensación de que conocía a aquella chica. Cuando estuvo cerca de ella su sencillez le abrumó, eran tan dulces sus ojos y tan sutil el rojo de sus labios, que sintió que todo el mundo giraba alrededor de aquella chica, de esa mirada cálida y penetrante, dura pero a la vez reconfortante, como el fuego de leña una noche nevada de invierno.

Su mano cobró vida propia, no atendía a sus órdenes estrictas de que no se moviera de su sitio y se deslizó sobre la cara de la chica suavemente. Era cálida y de textura aterciopelada. Aquello fue demasiado para su autocontrol y en un arrebato la acercó a él. Iba a besarla nada en el mundo podría pararle, sus labios casi se rozaban y.... Le despertó su manager.

El era una estrella del cine, hacía poco que trabaja en el mundillo, pero ya se había ganado el corazón de todas las chicas mágicas y no-mágicas. Era muy fácil complacer a las chicas: una sonrisa, una mirada sugerente, un beso en el filo de los labios y en el bote.

Él era un mago, iba desde hacía cuatro años a la más prestigiosa academia de magos principiantes, Gruptia, ninguno de los alumnos cursando estudios sabía dónde se encontraba ubicado el centro y muchos padres tampoco, aunque en realidad no tenían porque saberlo ya que sus hijos estaban bajo la tutela de “el consejo de los tres magos”.

Este estaba compuesto por los trillizos descendientes Luaxa Priarca, sacerdotisa y adivina, conocida en todo el mundo por no equivocarse ni una sola vez en sus predicciones durante los noventa años de vida que vivió. Y Diarco Anaide, conocido por su gran potencial mágico y sus grandes proezas durante las guerras contra los gigantes. Sobra decir que sus hijos heredaron sus dones.

Sus nombres eran Tirian, gran mago con especialidad en hechizos ofensivos y manejo de animales mágicos. Mirtra, gran adivinadora y con gran manejo de las lenguas arcaicas y poco conocidas. Y Palermo, especialista en hechizos defensivos y con el don de gentes que a sus hermanos les faltaba. Estando los tres en Gruptia nadie sería tan insensato de intentar atacarla.

Se había quedado dormido en la limusina que le llevaba a Cáceres donde tendrá la última entrevista antes de marcharse a la academia. Miró a su alrededor: su manager estaba en el asiento de enfrente, había grandes sillones de cuero blanco muy cómodos, en medio del compartimento para los que viajaban había también un equipo de música y una nevera con todo lo que la persona que contratase la limusina pidiese, un teléfono y un botón que abría una pantalla solar que se situaba justo encima de él. Todo eso estaba muy bien pero él quería volver a su academia con sus mejores amigos, era muy aburrido hacer entrevistas, y mas con la prensa del corazón, pero lo que de verdad quería, era saber quién era la chica de su sueño, era tan... tan... diferente.

Pensando en esto no se dio cuenta de que habían llegado. Se bajó y no le dio tiempo ni a ver el lugar en el que se encontraban, tenían que llegar hasta un café francés de la calle peatonal pero había tanta gente que no lo dejaban moverse.
Casi que todas las personas que habían ido a su encuentro eran chicas, no le importó, era muy mujeriego. Le gustaban todas las chicas y siempre las conseguía, altas, bajas, morenas, castañas, rubias, pelirrojas, delgadas… no le importaba, era un Don Juan con todas las letras.

Consiguió sin saber cómo, entre empujones, tirones de pelo y algún que otro pisotón, llegar al café donde tendría la entrevista. Nada más verlo sabía que habían dado justo en el clavo con el lugar de encuentro, ese lugar le daría más aspecto de príncipe galante, seguro que atraería más chicas así y con suerte, a la de su sueño si es que existía.

La entrevista era tan aburrida que estuvo a punto de dormirse varias veces ante la periodista más sosa y fea que le podía haber tocado, ¡hasta su manager estaba medio dormida apoyada en la pared!

Miraba a todos lados buscando algo, no sabía el que, había muchas chicas, pero todas en la misma línea, chicas de instituto enamoradas perdidamente de él. La periodista lanzó una pregunta que no oyó por lo que volvió a centrar su atención en ella todo el tiempo que pudo, pero no aguantó ni tres minutos y volvió a mirar la multitud de chicas con la vana esperanza de verla.

Y entonces la vio, llevaba unos vaqueros desgastados y una camisa de cuello de barco rosa, igual que en su sueño, con una bandolera medio rota de color marrón claro. Estaba hipnotizado, sus ojos eran mejor que en su sueño y su semblante la hacía diferenciarse entre todas las chicas. Ella en vez de emocionada parecía enfadada, y cuando le vio, sorprendida.
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Fabiola

Fabiola


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MensajeTema: Re: Bajo la luna del caos   Bajo la luna del caos EmptyDom Ago 30, 2009 8:53 pm

Ayyy, ya pusiste cuando despertó y la visión de él cuando la encontró! Que lindoooooooooooo!
me gusta eso de los magos...aunque eso de los elegidos me dejo pensando. Y cuando uno digo que JM solo la quería para él?? es que acaso la quieren compartir??!!
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arashprincess




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MensajeTema: Re: Bajo la luna del caos   Bajo la luna del caos EmptyDom Ago 30, 2009 9:29 pm

k bonito poeet me encanta la historia desde el PVO de èl, pobre es lo que tiene ser famoso Very Happy
espero impaciente x la contunuacion sabes que seguire leyendo y espero que se vuelva a abrir el foro
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Bajo la luna del caos
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