Muchas gracias a las chicas que entra a leer mi relato Como a quienes lo comentan. Capitulo XIV
La voz sensual de Darius estremecía a Rebeca. Mientras él la abrazaba y sentía el calor de su cuerpo. Estaba intranquila por que se daba cuenta que estaba profundamente enamorada él.
La angustiada y triste voz de Darius le saco de sus pensamientos. el miraba hacia el vació concentrado en sus historia.
Escuchando la forma tan vivida que Darius narraba la muerte de sus padres. Era como si estuviera ahí y quisiera coger al niño indefenso que luchaba por rescatar a su madre de las sombras.
Cuando le contó de la muerte de sus padres Rebeca sintió un dolor en el cuerpo Quería abrazarlo, consolarlo.
Hacer algo para calmar su dolor. Pero lo único que podía era escucharlo, mientras se le partía el corazón. La voz desolada de Darius le quemaba el alma.
Ahora entendía su carácter reservado y huraño.
Él la miro y tomo un poco mas de helado Darius no le había contado a nadie como murieron sus padres.
Ni siquiera a su mejor amigo Gregory o al pequeño Nicolás al que quería como un hermano
Darius miro a Rebeca, que pegaba su cuerpo al de él. Lo miraba serena sin sentir compasión. Entendiéndole y compartiendo su dolor. Al sentir su mano y su sonrisa lo tranquilizaba, sabía que había encontrado su alma gemela nunca más estaría solo.
Tomo un poco más de helado y se le fue un poco por un lado de la boca. Cuando lo vio Rebeca se moría por presionar sus labios, pero no se acerco temía que la creyera una lanzada.
Darius al ver esa mirada ansiosa pensó que Rebeca quería más helado. Un poco frustrado por que deseaba besarla, pero no quería que pensara que la veía como objeto. Le acaricio la mejilla y se le ofreció.
Luego Darius se limpio la boca con una servilleta, aun con la otra mano acariciando la mejilla de Rebeca bajando su mano por su cuello.
Rebeca para no ponerse a babear o a gemir. Dijo
-¿Y que paso después del ataque?
Él dejo de acariciarla y hablo.
-Huí hasta quedar rendido vague por los campo hasta que ya no pude seguir y caí rendido pensé que iba morir tenia hambre, sed y me dolían las piernas, pero lo peor es que me sentía asustado y culpable.
Yo presentí y no pude evitarlo.
-Pero eras un niño. No podías hacer nada.
-Lo sé ahora. Lo entiendo pero.
-No puedes culparte, por el pasado. Cristian eso no les gustaría tus padres.
-Lo sé. No debo atormentarme con el pasado. No más desde que tengo un futuro. Uno nuevo comienzo contigo .
Rebeca lo abrazo y pregunto.- ¿Que paso después?
-Una campesina me encontró y me dejo en un templo de la diosa.
Pensé al principio que mi tío. El hermano de mi madre, me llevaría con él.
Cuando le notificaron la muerte de mis padres. Me vio y me envió al sagrado corazón.
Rebeca tembló había oído de ese lugar y de su director Ney Yépez.
-A mi tío, nunca le gustaron los niños además estaba muy endeudado. Así que engaño a los amigos de mi padre. Incluida la madre de Ariel. Les dijo que me enviaría aun internado.
Pero me envió a un campo de trabajo. Del que era dueño ese horrible hombre.
Yépez utilizaba a los niños en diferentes formas. En la minería yendo a lugares que un hombre adulto no puede. En granjas recolectando cosas. Y solo les daba alimento pero escaso y un lugar donde dormir éramos como esclavos.
Trabaje en las minas hasta los diez años. Sobreviví, gracias mi poder y resistencia. Pero era un niño solitario que apenas hablaba. Me utilizaban para trabajos fuertes y me creían tonto.
No tenía amigos ya que los otros niños me temían. Me avergüenza decir que era un bravucón. Que a veces por comida golpeaba a los otros niños.
Tal vez me hubiera quedado ahí toda mi niñez, si no hubiera sido por un muchacho debilucho que su padre vendió para pagar sus deudas de juego llego ahí por que su padre tenía deudas.
Era un joven inteligente y educado que tocaba el violín. Se lo había enseñado su madre. Nunca se dejo doblegar por nadie ni por mi.
Empezamos una guerra entre lo dos casi siempre éramos castigados. Odiaba ese lugar y a la primera oportunidad decidió huir.
El propio Yépez lo busco y lo cazo como un animal. Meses más tarde lo trajo para que veamos su castigo Me acuerdo que estaba lleno de golpes y tenia un cicatriz en su rostro.
Pero lo miraba altivamente aunque fue colgado como un animal en un poste.
Aún me acuerdo las palabras que le dijo.
-No lograras matarme. Hasta que me vengue de la muerte de mi madre.
Yo lo entendía muy bien. Había sido de nuevo el rey del lugar los chicos me temían. Era estúpido arriesgar la vida y el poco poder que tenía por un enemigo.
Pero decidí ayudarlo. Nos sorprendieron y ambos tuvimos que huir.
A Ney Yépez no le gustaba, que se fuguen los niños los perseguía con saña. Para luego matarlos frente a los otros chicos de la mina. Ambos vagamos por semanas en desierto helado de Loth.
Cuando pensamos que íbamos a morir congelados. Llego Yépez y nos capturo de nuevo.
Estábamos en una de sus naves. Y volvíamos a la mina. Cuando mi compañero, que era muy hábil con las esposas se soltó ambos saltamos de la nave que aún no se elevaba.
Nos separamos en la confusión. Años más tarde lo volví a ver.
Pero mientras tanto yo vagaba en las calles con miedo de que me encuentre Yépez.
A Rebeca se le revolvía el estomago todo lo que tuvo que sufrir Darius Lo fuerte que era y lo mucho que lo admiraba. Él siempre era justo.
Pero no dijo le dejo hablar sintiéndose impotente pero esperanzaba no podía hacer nada por él antes. Pero ahora podía darle esperanza y amor.
Tomo su mano y lo abrazo. Darius se sentía tan feliz, a pesar de sus recuerdos tristes. Rebeca lo aceptaba no lo juzgaba.
La miro y siguió con su relato
-No se cuantos días vague por las calles consumiendo basura o mendigando por algo de comida.
Un día en la calle oí hablar de un gran curador. Y pensé que tendría dinero. Desesperado fui a robar a su casa.
Tome varias cosas de valor, cuando estaba a punto de marcharme. El maldito de Nicolás se despertó.
Me vio y alerto a Otto que intento atraparme
Yo le di mucha guerra desvié sus ataques mágicos. No tenia mucha experiencia y me distraje Magda por atrás me lanzo un hechizo aturdidor.
Pensé que me llevarían a la cárcel pero Otto me dio a elegir si quería ir. Con mi tío o quedarme con ellos y convertirme en curador como Otto.
Decidí quedarme con ellos.
Nunca me trataron como su empleado o un recogido. Más bien fui otro hijo más. Era tan querido y mimado como Nicolás.
Viví con ellos hasta que me convertí en el guardián de Gregory. Y ni así, me dejaron ir. Siempre tenia que verlo en verano. Hasta el día de hoy suelo viajar a verlos. Pero ahora que están aquí quiero convencerlos que se queden en Sivcar.
Un ronquido de una de las perras interrumpió la conversación.
-Que tarde es. Debes desear ir a dormir.
-La verdad que no. Solo deseo estar a tu lado. Dijo Rebeca y lo beso.